sábado, 11 de agosto de 2012

YO!

La plenitud no llega ni con la edad, ni con el estado civil, ni con la economía o con el puesto en el trabajo y muchos menos con los sueños realizados... porque esos ¡nunca se terminan!


Es difícil de explicar, pero desde mi experiencia, la plenitud llega ¡cuando aprendes a usar y a combinar la gama colores!

Después de una infancia muy triste, una adolescencia llena de complejos y frustanciones, una juventud muy divertida y disfrutada y un comienzo a la vida adulta -simple y sencillamente- perfecta... ¡me veo a los ojos y me sonrío!

Muchas veces le reclamé a Dios... pero de hace un tiempo para acá Él me ha mostrado los para qués... y, aunque no quisiera volver a vivir muchas cosas, ahora me queda muy claro que tuve que haber pasado por todo eso para poder ser hoy la mujer más amada, la más admirada, ante la que me quito el sombrero y a l la que siempre aspiré ser: YO

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